Exposición "Por todos los costados" de Patricio Bruna
Celebramos
la aparición de Por todos los costados,
una exposición de contestataria y real poesía, que emerge en Valparaíso donde
la "carrera pictórica” de Patricio Bruna ha sido persistente y jalonada de
éxitos. Pero el éxito de Bruna no pasa por las críticas, que lo único que han
hecho es abandonarlo. Como buen artista, ha buscado un grupo que valore la
vanguardia sin renunciar a lo lírico. Con ello, el pintor ha llegado a un punto
de madurez dentro del Grupo Casa Azul. En esta exposición, Bruna muestra un
talento natural que se sobrepone con disciplina a un ethos neoliberal, el cual
dicta a nuestro medio artístico los caminos acomodaticios y rentables de la
moda, con la consecuente complacencia de una crítica que avala esta nefasta
ruta capitalista.
Esta
exposición reúne un total de 24 obras correspondientes a una serie
pictórica-gráfica, iniciada en el 2015 y continuada hasta hoy. Se trata de 22
obras realizadas sobre cartulina kraft y dos sobre marquetería de madera en
chapa de caoba, ejecutadas al carboncillo y con materiales mixtos, desde el
extracto de nogal, acuarela, témpera, pastel seco, pastel graso, hasta la tinta
de impresión y la tinta china. El título de esta serie deriva del término
“paspartú” y que significa literalmente por
todos los costados, el cual sirve para que las obras sobre papel no entren
en contacto directo con el vidrio, evitando con esto que la humedad interior se
condense en épocas de calor, pues su función es protegerlas del polvo y humedad
ambientales, manteniendo el rol estético marginal propio del enmarque. Pero el
paspartú de estas obras es ficcional, pues su rol no es el de proteger a la
obra ni de ser una estética marginal supeditada, sino que es una extensión de
la obra misma mediante un quiebre estético de simulación ornamental, recogiendo
algunas inflexiones decorativas del barroco, art nouveau o art decó; las cuales
juegan en clave estética de oposición con la obra central, obra que es, a su
vez, de un corte estético más riguroso y duro en sus valores expresivos.
Esta
tensión en la forma también se concretiza en los personajes, donde el pintor se
funde en los objetos sometidos a su visión, pero siempre en favor de la
opacidad. En el relato vemos una hegemonía dominante: emperador, patriarca, detective,
cowboy, león, águila versus los dominados: mujeres, americanos, africanos… Y
como telón de fondo, la geometrización de motivos del mundo natural que tiende
a ocupar tanto el friso decorativo como el interior del cuadro en forma iterativa,
y así se pueden ver en los bordes, las esquinas y el paisaje que existe tras el
fondo pictórico. Son peces, pájaros, caracoles, hojas, ramas de árbol, manos,
gotas de lluvia. Los lunares, por ejemplo, son simuladores de la perforación de
la superficie del soporte remitentes a marcas de balas o quemaduras de cigarro.
Estos signos vienen a reinterpretarse todos como elementos decorativos pero en
clave paródica, y a la vez refuerzan o
refutan desde todos los costados los significados primordiales de cada cuadro
en su centralidad.
No
es casualidad que de esta exposición salgan las obras del Jardín de Epicuro de Karina García Albadiz, “Libro (de poesía) de
artista” que se inscribe dentro de la muestra, pues muestra la confluencia
estética del trabajo colectivo e interdisciplinario dentro del Centro de
Investigaciones Poéticas Grupo Casa Azul. Así Bruna no solo trabaja el relato
sino también su semántica en el objeto artístico, porque sabe que la
originalidad de la obra en absoluto resulta del atributo exclusivo del artista
en su sesgo más individualista, ya que es esa misma objetividad de la obra la
que tiende naturalmente a colectivizar el arte, imprimiéndole el sello de una
cultura original.
Grupo Casa Azul
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