A propósito de Plano Inclinado por Tirso Troncoso

Un par de lecturas de un texto como Plano inclinado resultan siempre insuficientes, más cuando las voces reunidas son tan diversas y sus propuestas escriturales problematizan, justamente, su inscripción en un género determinado. La conjunción de seis artistas en una publicación es un gran desafío para el lector. Si se me permite un símil, es muy semejante a la experiencia de quién visita Valparaíso por primera vez, son tantas las perspectivas y la superposición de planos que se hace necesario acostumbrar la mirada a lo próximo, desde “el plan”, como gusta a ellos llamar a la zona costera, hacia las alturas pobladas del puerto.
Da inicio al conjunto de escritos los textos de Héctor Santelices, bajo el título de Crónico. A mi juicio, es quien asume una posición más contingente, a partir de la explicitación del ubi del texto, desde la marginalidad del hablante. Destaco de él la siguiente interrogante por sus implicancias metafísicas: “¿dónde es más barato acicalarse el alma?” Interrogante que deja establecida la precariedad desde la cual se interroga y la mercantilización puramente ornamental que se abre como respuesta.
Cuando afirmo su filiación más contingente refiero a su disposición más militante “En Venezuela hay supermercados para los pobres con productos de alta calidad y pasan los bienes del Estado al pueblo”.
Teclas negras, que reúne textos de Jaime Villanueva, busca instalarse en la zona de los semitonos, en ese espacio de tránsito hacia otra cosa, a ese lugar puente entre las cosas y el lenguaje. “Vuelvo de golpe sobre la leche negra de los sueños”, esa condición nutricia de lo onírico y por otra, su condición de indeterminación, de incertidumbre que generan la antítesis de imagen que cualifica los sueños –leche negra-, ese oscuro alimento de lo soñado proveniente de esa zona indeterminada del deseo.
Entre árboles y niebla obra de Karen Rosentreter, es poesía de la bruma, “…y en sus manos traía dos tristezas dibujadas”. Dolor, sometimiento, maltrato dan cuenta de esas historias silenciadas de lo domiciliario. Desde siempre, los árboles, bruma, bosques, son recurrentes en el imaginario poético femenino. En el mundo pre moderno, el bosque es lugar del extravío, del deseo, pero también es el modo más habitual de referir al femenino.
Karina García en sus textos reunidos bajo el nombre ¿Dónde está la nuez para la ardilla? Busca alimentar lo que ella denomina poesía viva, es decir, aquella capaz de fundar mundos, sin duda que su concepto se relaciona con esa vieja disputa a propósito de la metáfora viva que Ricoeur y Derrida desarrollaron en sendas obras. Sin duda que su aguda poética alcanza verdaderos relámpagos llenos de significación: “Todos llevamos un cuerpo muerto que nos da ventaja”.Su densidad metafísica la aproxima a ese ser para la muerte que el existencialismo no supo decir de modo tan logrado como Karina García.
Moscas de Luis Retamales, nos recuerda el proyecto poético de Williams Carlos Williams, en su esfuerzo de fundar ese momento previo del poema, lo pre-poemático, la disposición abierta de las cosas para hacer posible el poema. Retamales nos habla de poemas paisajes. La belleza envejece en un plato de arroz” o en “frente al espejo: dos cepillos de dientes,/ un frasco de pastillas/ un parche curita usado/ un envase de crema nívea/. Me recuerda aquel poema “todo depende de una carreta de rojas ruedas junto a unos polluelos que distraídos se alimentan” de Williams. En tan sentido nos parece que “la verdad” del poema es allí donde no está, la poesía acontece en la esfera del ser, no del estar.
La Lengua es un ojo que en-calla, de Patricio Bruna, Da cuenta de una propuesta más deconstructiva, una tensión entre lenguaje y sus referentes. Su enigma se instala como destellos de lo que no llega a acontecer. “compañía hay un registro, inscripciones mudas/ aunque no las pedimos. Las tablas/dicen, sus mil pisadas, son…… este sueño vaciado. Godot no llegó. Nunca llegará. Godot es el poema que todos esperamos escribir”. Aquí también los esfuerzos poéticos están al servicio de lo pre-poemático, el poema es camino ontológico, solicitación y aventura.

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